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¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



domingo, 26 de febrero de 2012

Después del siglo XX, de Fernando Ortiz: cuatro notas de lectura


I
Nunca escribí un soneto, y después de leer la breve colección que es Después del siglo XX, es improbable que lo haga. Será cuestión de temperamento, de en qué ha gastado uno sus horas lectoras,  sus tiempos de teclado, no sé… pero además, en este caso, es la lectura de unos ejemplares realmente sobresalientes. Y entonces uno tacha algo de la infinita lista de cosas por hacer. Y solo por esa mínima luz, ese mínimo descargo, uno ya está agradecido.

II
Fernando Ortiz es un poeta que no he leído tanto como quisiera. Mi primera noticia –siendo entonces yo tan joven- vino en una antología de García Posada para Crítica, de poesía española del siglo XX. Recuerdo de aquellos versos una sensación grata, un deslumbre artístico, un imperativo de ponerme a trastear con el endecasílabo, un deseo inconcreto de alguna inconcreta atmósfera sevillana (esos deliciosos ecos, de esa infancia sevillana que nunca tuve -¿o sí?-, me trae el “Memorias de un niño leído” de este librito).

III
Pero no solo hay sonetos. La breve introducción ad maiorem gloriam blogis, es un sólido espaldarazo a todos los que hemos hecho del blog un loft de virutas y tarugos al que no te importa subir a las visitas, a que se tomen una prosita o dos, unos versos apañaditos y todavía calientes. “El sueño de los hombres”, bueno, bueno de verdad, con ese trampolín tan Ortiz en el último verso, que te pone en otro plano de repente, más profundo, dejándote suspendido –como me gusta a mí que acaben los poemas-. “El viejo poeta”, recalando en otro aire de humor conciso y contundente. “Servidores de la sombra”, con su referencia sombría y sincretista a tres religiones, la verdad, no acabo de entenderlo del todo. En todo caso, a uno le gustaría un poquito más de luz.

 IV
Y verdaderamente, lo mejor del siglo XX es lo que se canta en el último poema.