AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



miércoles, 22 de agosto de 2012

La escritura, tu espejo

Es enorme la cantidad de espejos que la sociedad nos presenta. Un espejo es esa superficie que pretende devolvernos nuestra imagen. Desgraciadamente, muchos espejos apenas nos dan una imagen mínimamente verosímil; con frecuencia se trata de esa imagen que ellos querrían que asumiéramos: ese alguien que necesita esa fama, ese placer, ese dinero, esa figura, ese poder... a toda costa.

Hay un espejo mucho más fidedigno: la escritura. Un espejo raramente propuesto en la sociedad de masas. Tiene esa ambivalencia de los espejos auténticos: muestra cosas que no gustan, y otras que sí. La hoja en blanco, el archivo digital recién inaugurado, te interrogan, y entonces surgen los anhelos, las necesidades profundas, las esperanzas, los proyectos. ¿Qué escribo?: si persistimos, si no nos apartamos por falta de coraje, se delinea una imagen que reconocemos como nuestra. Y una buena imagen de sí mismo es, en el fondo, un mapa para caminar. 

Escribir es ponerse ante el espejo de la escritura. Ponerse es exponerse. Siempre se escribe a la intemperie. Escribir es ese misterioso conocimiento personal: reconocerse y soñarse. Pasar el dedo por el hilo que une pasado con futuro. Escribir es escribirse. Es dibujarse. Es acuarela, el riesgo del agua: nunca sabemos con certeza el efecto final. Pero queda la imagen valerosa y valiosa. Imágenes, pequeñas luces que encendimos con esfuerzo, con alguna inquietud; farolillos con los que seguir caminando. 

No enseñamos a escribir a nuestros jóvenesen la escuela porque, en el fondo, nos da miedo la responsabilidad de enseñarles a ser ellos mismos.