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T. S. Eliot, Coros de La roca, I



martes, 9 de abril de 2013

Otra vuelta de tuerca, de Henry James: cuatro notas de lectura



I.
No leo novelas de misterio, y menos aún de atrocidades, pero este último libro me lo recomendó un amigo; y por si fuera poco, el título me había ido persiguiendo durante años: lo encontraba en cualquier estante, bien en la biblioteca de un conocido, bien en una macrolibrería, reeditado una vez más bajo diferentes diseños e ilustraciones de portada, o bien en una feria de libro de ocasión, camuflado de menesterosidad por el polvo y el tono mate de los años. Aquí, allí, seguía reclamándome con la misma ambigua actitud de quien conjuga una aparente indiferencia con la tenacidad -que, verdaderamente, tiene poco de ambigua, y que con propiedad habría que definir como una única operación, simple como su contundente eficacia, casi física, dirigida a atrapar al lector-. Bueno, creo que me he contagiado del mismo estilo de Henry James. Se trata de Otra vuelta de tuerca.  


II.
Reconozco que al inicio se me hacía engorrosa la lectura. Dejando aparte los periodos sintácticos largos y arbolados de James -que en traducción devienen un puñadito considerable de sílabas castellanas extra- , el juego de penumbra narrativa es constante en todo el relato: decir circunvalando, sugerir circularmente, y dejar que el lector ponga lo que falta. James saca nuestras aprensiones a la palestra. Lo no nombrado acaba asustando más. Retóricamente, hay que tener un poco de paciencia, y la cosa va. 


III.
Hay algo que me llama la atención. Siendo un relato sobre posesiones diabólicas, que la heroína -hija de un pastor anglicano, que asiste devota a los oficios de su iglesia- no acuda al auxilio divino durante el proceso -salvo una brevísima mención-, sino que todo lo fíe a su propia buena naturaleza y al sentido del deber, es como entrar con urgencia en una farmacia, aquejado de pulmonía, y salir con la misma urgencia y un paquetito de caramelitos Halls. Así pasa lo que pasa al final de la novela... 

IV.
He leído y cotejado dos traducciones. La de Siruela a veces peca de concisa, y la de Planeta se hace más cargo del lector. Las dos tienen aciertos, pero me quedo con la segunda.