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¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



miércoles, 2 de septiembre de 2020

Pensadores de frontera, de Jaime Nubiola: cuatro notas

Pensadores de frontera


Pensadores de frontera, Jaime Nubiola. Rialp, Madrid, 2020

I.
En medio de la multiplicidad desordenada de mensajes y propuestas, ejemplos y modelos, qué necesarios son hoy quienes han alcanzado un modo sabio de mirar. Rescatan la realidad de su caótica apariencia, nos la vuelven (ad)mirable, conversable, habitable. A ese rescate contribuye Jaime Nubiola con sus Pensadores de frontera. Me gustaría decirlo con algunas metáforas.  

II.
Paisaje. La diferencia entre unos altos chopos, el murmullo desordenado de las aguas de un río, la luz cambiante, la hierba salvaje, el caminillo que cruza, las piedras, el puente... y un paisaje, es una mirada que sabe encontrar el ángulo-de-admiración, ese ángulo desde el que la multiplicidad y su falta de conexión se vuelven unidad admirable. ¿Cómo conectan Hannah Arendt y Dostoievski, Camus y Thoreau, Peirce y Gertrude von Le Fort, María Zambrano y van Gogh...? Angulados en la mirada de Nubiola, que recoge intuiciones de Dios en veinte pensadores, escritores y artistas, tan distintos y tan profundamente cercanos.

III.
El muro. En la Presentación utiliza Nubiola una bella metáfora, que copio: el poeta estadounidense Christian Wiman se acercó a la fe gracias a aquel pasaje de Simone Weil de los dos prisioneros confinados en una cárcel. Entre ellos hay una gruesa pared de piedra y con el paso de los años aprenden a comunicarse mediante toques en la piedra. La pared es lo que les separa, pero también es el único medio que tienen para comunicarse. "Es lo mismo entre nosotros y Dios -explica Weil-. Lo que separa es lo que une". Para Wiman el muro de piedra es el lenguaje poético, pues al otro lado del esfuerzo creativo siempre está Dios. Cuando la cultura contemporánea parece alejarse de Dios, los ojos de la fe descubren que esa cultura realmente puede unirnos a Él. La poesía, la narración, el arte, el lenguaje es auténtica conversación, misterioso muro que vela al tiempo que revela la trascendencia y la Trascendencia. Victoria sobre la soledad. 

IV. 
Frontera. Qué bella cita del diario de Kierkegaard rescata el autor para presentarnos a Simone Weil: la vida solo puede comprenderse hacia atrás, pero debe vivirse hacia adelante, y la comenta así: Vivir en la frontera implica estar luchando permanentemente entre ambos polos: pasado y futuro se articulan creativamente en el presente. Esa tensión es casi siempre enriquecedora, pues hace saltar la chispa que ilumina y calienta la propia vida y la de los demás. Agustín, en las Confesiones, ya hablaba de la atención con la que el alma lucha contra su dispersión y desgarramiento entre el volverse hacia los recuerdos y el volcarse en las expectativas. Es esa misma tensión de frontera, donde se gana, solo creativamente, la unidad. Veinte breves, luminosas y cálidas narraciones de veinte habitantes de frontera, que inspiran e incitan a adentrarse en ella siguiendo las sendas de esos saberes de sentido -la filosofía, la poesía, la religión- que nos ayudan a salir de las estrecheces de la razón instrumental.