AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



viernes, 29 de octubre de 2010

Ernst Robert Curtius y la carne ilustrada

Leyendo Diario de lecturas de Ernst Robert Curtius -uno de mis sabios de cabecera-, me encuentro esta deliciosa anécdota:
Cuando me encontraba -pronto hará treinta años de ello- escribiendo un libro sobre Balzac y quise reunir testimonios de la acogida dispensada a este autor por sus contemporáneos, intenté conseguir los diarios de Goethe, que, como es sabido, tan sólo en la edición de Weimar se reproducen completos. Me resultaba difícil el acceso al texto deseado. Mas he aquí que, al comprar embutido, el tendero me lo envolvió en un pliego de maculatura de la edición de Weimar que contenía precisamente el texto buscado. En momentos de gran efervescencia intelectual, las cosas vienen a uno sin que antes las haya perseguido.
Bien, me pareció tan curiosa, que se me disparó la imaginación: 

-A ver, Klaus, me pones media cuarta de morcillas.
-¿De las de cebolla, Herr Curtius? Me las están quitando de las manos.
-Sí, sí, de las de cebolla, que eso siempre activa la circulación.
-¿Algo más, panceta, morros...?
-No, para este fin de semana bastante... por cierto, ese papel... ¿es de los diarios de Goethe?
-Sí, siempre cotejo el papel de envolver con los volúmenes de mi biblioteca, y como vi que los diarios de la edición de Weimar los tengo en buenas condiciones, y este es un pliego de desecho de imprenta pues...
-Bueno, tú avisa siempre, que de los manuscritos del Maestro Eckhart que envolvían la paletilla de la semana pasada casi ni me enteré; pensaba que eran apuntes de Hegel en Tubinga, de esos que están utilizando este año como combustible en las locomotoras: son puro progreso; pero dicen que para el fogón casero no van tan bien. 
-Sí, los de Schopenhauer encienden más rápido, son pura chispa. Usted perdone, sí, hay que ser más cuidadoso.

Bueno, perdón por la maldad, pero no he podido reprimirme. 

miércoles, 27 de octubre de 2010

Crónica de un profesor en secundaria, de Toni Sala

Me lo he leído de un tirón, aprovechando un día no lectivo, por semana de exámenes. No es una novela, es una crónica con la dosis justa de "novelaje" o construcción narrativa. Y qué certero. Me he identificado en muchos aspectos con el personaje. Más allá de nuestras diferencias (fundamentalmente, el personaje trabaja en un instituto público, yo lo hago en un colegio concertado), hay coincidencias notables en algunos aspectos. Y por lo que hace a este blog, coincidimos en la alergia a incensar las abstracciones en el aula, y en la nostalgia por las narraciones como camino educativo. Pero hay bastantes más coincidencias. Como diría el Marlow de Conrad en Lord Jim, Toni es "uno de los nuestros".

En fin, representar las cosas feas, además de una catarsis, puede ser un modo de trascenderlas hacia algún cambio en ese mundo que sirvió de referente. Si se sabe hacerlo. Y Toni Sala sabe. 

lunes, 25 de octubre de 2010

La fórmula preferida del profesor, terminada

Lo he terminado (La fórmula preferida del profesor, de Yoko Ogawa), y tengo mis reparos para hacer una crítica: ha sido una lectura muy fragmentaria, muchas veces a última hora del día. Sospecho que se me han escapado varios de esos momentos que sólo vienen cuando lees un buen rato, de tirón, y te has olvidado del mundo circunstante, y entonces el texto te lanza su conjuro. Pues se me han escapado todos. 

De todos modos, ha habido momentos especialmente bonitos: algunos en los que me ha admirado la capacidad de la autora para mostrar la belleza de las matemáticas, y me quedo con esos brillos de belleza nueva para mí. Por otro lado, creo que en algunos pasajes la profundización en las matemáticas es excesiva, la pasión en la protagonista poco verosímil, el asunto del béisbol un tanto extralimitado, el tema de la viuda muy en el aire, y el final... no sé, no lo veo redondo.

Igual es que se trata de un modo de narrar oriental que todavía no me captura. A mi gusto, le falta un poco de temperatura para ser una novela que busca un público amplio y que cuenta con elementos, a priori, tan jugosos y arriesgados. 

Creo que acabaré de aclararme cuando vaya a comer a un restaurante japonés. 

viernes, 22 de octubre de 2010

Leyendo el tatuaje de Lady Gaga

Jaime Nubiola me envía algo muy curioso: una imagen del tatuaje que lleva Lady Gaga en el brazo izquierdo. Curioso porque el tatuaje reproduce un fragmento de las Cartas a un joven poeta, de Rilke, grafiado en un floreado alemán.






Traducido es:
Descubra el fundamento que lo lleva a escribir; investigue si tiene raíces en el lugar mas profundo de su corazón; reconozca si para usted sería necesaria la muerte en caso de ser privado de escribir. Esto ante todo: pregúntese en la hora mas callada de la noche: ¿debo escribir?
De entrada descubro en el texto esa necesidad de la pasión que es habitual en el artista. La voluntad y autodeterminación necesarias para crear. También la faceta neorromántica de Rilke, y de tantos artistas actuales para los que el ciclo romántico todavía no ha terminado. Y esa excursión hacia el "fundamento", tan moderna, mostrado en el contexto de "raíces", "profundo", "corazón", "muerte", "hora más callada de la noche". 

Nubiola, en un jugoso artículo, se apoya en C. S. Peirce para indicar que: 
 ...en nuestra actividad investigadora nos encontramos andando sobre un barrizal, en el que caeremos si en lugar de seguir hacia delante nos detenemos en busca de un asidero firme e inconmovible.
Lo cito porque quiero aplicar esa idea aquí: un rasgo de buena postmodernidad -momento que en muchos aspectos es un barrizal- será corregir ese buceo en la inmanencia del yo como camino del éxito, ese legado de la modernidad romántica, con su estatismo y su incomunicabilidad; y abrir el arte a una comunicación con el otro, mientras no se deja de caminar atendiendo razonablemente tanto a las necesidades de la vida cotidiana, como a la propia interioridad y a lo permanente (que se puede llamar lo metafísico). 

Seguramente el consejo le vino muy bien al joven poeta. Pero creo que hoy hace falta un arte decididamente razonable, sin dejar a un lado la pasión, que no la inventó la modernidad romántica, y ya la reivindicaba nuestro buen Platón. 


Quizás llevar tatuadas estas cosas, como la Srta. Gaga, ayude a no olvidarlas. Yo, la verdad es que prefiero que me las recuerde mi pda, o las personas con quienes intento ser razonable. 




martes, 19 de octubre de 2010

La Y

No sé por qué, esta mañana, muy de mañana, me asaltó el pensamiento de por qué me había gustado Crimen y castigo de Dostoyevski. Recordé que había leído de lectores que les había encantado la novela, que reconocían su valor, pero que mantenían un cordón sanitario frente al contenido: no querían que les afectase. Yo llamo a eso esteticismo -no soy el único-. 

Y recordé por qué me había gustado a mí: el contenido me pareció fabuloso, sobrecogedor, verdadero, y el modo de contar, un deleite... Ya está: me gustó aquello y esto, me gustó la Y. Creo que las grandes obras literarias son ese raro prodigio de la Y al más alto voltaje. Y que las mejores fruiciones lectoras no se dan sin exponerse a una fuerte descarga de Y. 

lunes, 18 de octubre de 2010

Espesor

Un  alumno de 2º de Bachillerato, me hace caer en algo: “Oiga, ayer estuve en la librería y no tenían la Guerra de las Galias. Me dijo la pava que sólo tenían los Comentarios de la Guerra de las Galias, de la editorial Espesa, y yo le dije que no quería los comentarios, que quería la Guerra de las Galias, y ahora… ¿qué?” 

Commentarii de Bello Gallico. Le explico a mi alumno el malentendido, y que no es Espesa, sino Espasa. Nunca des nada por supuesto. 

Seguramente todos vamos un poco espesos a inicios de curso, mi alumno, la pava y yo.

viernes, 15 de octubre de 2010

Dioses, tumbas y relecturas

No recuerdo mi edad de entonces, no tendría más de catorce años. Mi tía me dejó Dioses, tumbas y sabios, de C. W. Ceram. Creo que a ese préstamo debo mi pasión por el mundo antiguo, y la atención a lo alemán. Schliemann, el descubridor de Troya, aquel hombre excepcional que hablaba ocho idiomas a los veintidós años, ocupó ya un lugar en el mundo mítico del adolescente que era yo. Ah, Troya ya había sido descubierta. Algún día habría que ir allí.

La verdad es que no he ido todavía a Troya, pero sí he vuelto al libro. Con una emoción atemperada he releído el relato de la exhumación de la gran ciudad. Y esta relectura ha desenterrado también al adolescente febril de entonces. 

Ahora somos dos, que tienen que entenderse.

jueves, 14 de octubre de 2010

Relativismo

Ahora, con la vuelta del calor y el sol, se hace difícil hablar de una tarde de lluvia. Una tarde de hace dos días, y que además sigue estando cerca por su calidad humana. Fue una tarde de té, conversando con un amigo, en un entorno muy acogedor, y además había un saxo alto interpretando temas de jazz. La lluvia, afuera, no podía dejar de teñirse de todo aquello. Una tarde más cercana que esta tarde de claridad.


La amistad relativiza el espacio y el tiempo, incluso el atmosférico. 

domingo, 10 de octubre de 2010

Lectura musical

Bueno, pues aquí hay unos vídeos de la presentación musical de Leer o no leer en FNAC, de Valencia.



DúoMo, José Manuel Mora Fandos saxo tenor, y Juan Francisco Pérez Mengual, guitarra-sintetizador

viernes, 8 de octubre de 2010

La fórmula preferida del profesor a un tercio

Esta es una breve reseña de una tercera parte de este libro de Yoko Ogawa. No se suelen hacer reseñas a un tercio, pero ¿por qué no? Sería interesante ir recogiendo las impresiones de lectura, y ver cómo la impresión final recoge, matiza, acentúa o niega lo que nos pareció a un tercio, a la mitad, a los tres cuartos...

Por ahora va bien, el argumento es "humano", tiene ingredientes para ello: madre y niño solos, anciano necesitado y genial, vida cotidiana y rarezas, golpes de humor, China, las matemáticas vistas desde un ángulo amable y creativo, y un modo de contar con esa concisión oriental que facilita la lectura. 

A un tercio, funciona. Camina bien hacia un buen final. Pero habrá que leerlo.  

miércoles, 6 de octubre de 2010

La conspiración de los pedagogos

Lo leí en el blog de Enrique Baltanás, donde se puede acceder a la noticia: básicamente, el derecho de huelga de los alumnos de 3º de la ESO (y cursos superiores) frente a las decisiones pedagógicas de los profesores.

Es la conspiración de los pedagogos, sigue una fórmula infalible: manténgase alejado de un niño real; enciérrese en un departamento universitario; léase las obras completas de Foucault, Deleuze, Guattari; haga escritura automática; envíeselo a su amigo el de la conserjería de educación para que aquél se sienta progresista y respaldado por la intelligentsia; sí, el 68 todavía está vivo. La torre de(l informe) Pisa seguirá cayendo perpetuamente sobre nuestras cabezas y las cabezas huecas de nuestros alumnos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Una gota de las que hacen río

Leo la publicidad por las marquesinas de mi ciudad:

"Cada uno tiene que
luchar por ser el mejor, pero
sin los demás, es imposible"
"Absolutamente imposible".
Dice un entrenador de fútbol, y le hace eco un banco. Me gusta (quiero decir, el texto; el fútbol, los bancos... en fin, sería largo de explicar). Me gusta porque se trata de un principio de filosofía de la persona, el de la interdependencia humana, especialmente cuando se trata del progreso personal. No hay persona que llegue al máximo de su florecimiento, si no cuenta con los demás. Y contar con los demás no es utilizarlos, sino buscar activamente su florecimiento. El texto no llega a ser tan explícito, pero tiene unos márgenes suficientemente amplios como para que quepa esta interpretación. 

Y en estos tiempos tan materialistas, darwinistas -¿a quién se le ocurre celebrar su centenario? (es broma)-, cualquier gota de agua genuina puede ser el inicio de un río.

viernes, 1 de octubre de 2010

La escritura tira al monte

Lo descubrí escribiendo Leer o no leer: sólo escribes bien sobre lo que conoces bien. Sí, no es un descubrimiento revolucionario, pero depende del marco en que lo encuadremos: toda revolución se da en uno. En el de mi vida lo ha sido. No es fácil el camino personal en un marco social donde hay constantes empujones a actuar, y por lo tanto a ser de mil modos. En el asunto de la escritura, es tal la diversidad, contradicción y cantidad de grandes referentes, de temas, de sugerencias y presiones ambientales, que es fácil perder la voz interior, la única que debe ser escuchada y seguida por encima de todas las demás. No lo planteo como una oposición, sino como un orden, una jerarquía.

A veces da pereza, otras miedo, empuñar el teclado del ordenador siguiendo a esa voz interior... o ese silencio -todavía da más pereza, o más miedo-; siempre es más fácil seguir escuchando lo que está fuera, como si nos fueran a pasar las respuestas en una chuleta a mitad examen.

Y paradójicamente, sólo sabes qué conoces bien, poniéndote a escribir. La escritura tiene esa virtud revelatoria. El teclado se convierte en la varita del zahorí. La escritura, si se la deja seguir su instinto, tira, como la cabra, al monte. Me acuerdo ahora del monte como símbolo del cielo, de la altura, de la felicidad, de la intimidad... que ya decían Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Y todo es un círculo virtuoso.