AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



lunes, 15 de octubre de 2012

Sobre la belleza del borrador en la escritura

Un prejuicio romántico y otro tecnológico conspiran contra el borrador. El romántico dice que escribir bien, escribe quien tiene talento innato para ello, de modo que no hay que detenerse mucho en ninguna técnica. El escritor escribirá aunque esté durmiendo.

El tecnológico desconfía de todo lo que no se consiga apretando un botón o clicando. Así, miles y miles de jóvenes entienden como absurdo dedicar tiempo a algo que no esté ya sistematizado y puesto al alcance del consumidor. Dejemos que las máquinas lo hagan todo; hagamos lo único que no pueden hacer: apretarse su propio botón. 

Por eso, si por casualidad alguien intenta escribir y a los cinco minutos comprueba que lo producido no tiene mucho sentido, o calidad, es fácil que concluya: "no sirvo para escribir". No vio la belleza del borrador.

El borrador es la imagen inversa de unas ruinas. Hubo una plenitud, quedan las ruinas. Hay un borrador, puede haber plenitud. Historia descendente, historia ascendente. Todo lo humano es historia. Lo inmediato es el estornudo, y pocas cosas más. 

Las ruinas vienen, el borrador va. El borrador encierra una promesa, una intriga, una dificultad, un enigma... ¿por qué hemos sacado los borradores de la educación? ¿Seguimos educando personas?