San Jorge, 23 de abril, las inercias mediáticas nos trompetean: "Hoy es el día del libro", "Hoy comienza la feria del libro". Día del libro, Feria del libro... vale, pero puestos a celebrar, celebremos mejor la actividad, y no el instrumento; celebremos a la persona, y no la cosa. "Día del lector", "Feria de la lectura" suenan mejor, ¿verdad?
Un sencillo ejemplo: nos chirría "Mundial del balón", pues ya que se trata de hacer algo mundial, preferimos que el centro lo ocupe una actividad y no un objeto. En cambio, para el día de hoy, hacemos una metonimia de la parte por el todo, del instrumento por el fenómeno.
Sería un día mejor aprovechado si lo inviertiéramos en exaltar, fomentar, explicar, la lectura; y junto con ella, y por ella, a las madres y profesoras que troquelaron en nosotros los cálidos y delicados canales para la lectura en nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad; y a los maestros que continuaron en nuestros espíritus esa presencia de gracia; y a los que editaron los libros que tanto nos influyeron, y a los que los distribuyeron, exhibieron, vendieron; y a los que aconsejaron y criticaron; y a los que nos regalaron libros, y a los que regalamos con un libro, y lo leyeron con la entrega de un mocoso a un helado, y a los que todavía están indecisos, al borde de la lectura.
Un día en que podríamos celebrar esa misteriosa fibra de nuestra identidad.