AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



domingo, 25 de diciembre de 2011

ATB: ausencia temporal de la blogosfera

Es cierto: hay vida más allá de la blogosfera -como dijo una vez Enrique Baltanás-; de hecho me voy a permitir el lujo de transitar ese otro mundo, antes de que llegue el año nuevo. 

Así que, nos leemos a la vuelta. Saludos a todos.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Kasihaiku de Navidad: ¡Felices Pascuas a todos!

Una Estrella,
un Niño... y nada:
sí, soy rico.


Que tengáis una muy Feliz Navidad, que os visite la esperanza y la paz 
y que el 2012 sea ocasión de muchas y hondas alegrías


(Un kasihaiku es un haiku de arte menor, 4-6-4, que me ha nacido en este blog). 

jueves, 22 de diciembre de 2011

Así rezaba Thomas Stearns Eliot


Cuando era pequeño aprendí una oración en el colegio -Colegio El Vedat-. La recitábamos a coro al terminar de asistir a Misa, en la acción de gracias. Nos la enseñó D. Enrique Mas, un sacerdote del que no puedo hablar sin emocionarme. La oración reza así:

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.

El ritmo marcado facilitaba el aprendizaje; la cesura en casi todos los versos invitaba a que uno de nosotros subiera al presbiterio y dijera la primera parte; los demás decíamos coralmente la segunda. Muchos años más tarde, leyendo una colección de ensayos de Seamus Heaney, me sorprendió y me sonó familiar una constatación que hacía el Nobel irlandés: el rezo del Rosario en familia cuando era un niño -especialmente de las letanías- había dejado una huella honda en el sentido rítmico de su escritura poética.

Desde aquellos años de pantalón corto, en la acción de gracias de cada Misa he procurado rezar esta oración atribuida a San Ignacio de Loyola -pero unos cuantos siglos anterior, y compuesta en latín-. En mí también ha dejado un surco hondo.

*

No hace tantos años, investigando los Four Quartets de T. S. Eliot, me encontré con los libros de Helen Gardner -los estudios literarios nunca podrán saldar la deuda que tienen con esta mujer-: The Art of T. S. Eliot y The Composition of Four Quartets. Pues bien, me llevé una buena sorpresa cuando leí en la página 206 de The Composition... el borrador original de la sección III del último cuarteto, "Little Gidding", en el que constaban estos cuatro versos como final de una estrofa:

Soul of Christ, sanctify them,
Body of Christ, let their bodies be good earth,
Water from the side of Christ, wash them,
Fire from the heart of Christ, incinerate them.

Con esta adaptación, Eliot indica el significado relativo del éxito mundano, como es el de los ganadores de la Guerra Civil inglesa en el siglo XVII. Ante la muerte, y en clave cristiana, vencedores y vencidos acaban todos en un único bando. 

Pero lo que me interesa es que, según comenta Gardner, probablemente Eliot rezaba la oración original, tal como venía traducida del latín en el popular devocionario anglo-católico St. Swithun's Prayer Book. Eliot pertenecía a la rama anglo-católica del anglicanismo -justo los que desde hace un par de décadas están entrando en la Iglesia católica a través de la fórmula del Ordinariato anglicano-. Hace años visité el templo anglo-católico de St. Stephen's, en South Kensington, Londres, donde Eliot participaba como un feligrés más -llegó a ser sacristán del templo, con el Nobel ya impuesto y todo-.

*

Bien, muchas veces, cuando rezo el "Alma de Cristo" me acuerdo de Eliot. Además de ser una "figura", un "personaje", un "lugar literario", un nodo en la retícula cultural postmoderna, abierto a ilimitadas fluctuaciones de sentido en el juego estético-político de la interpretación, era sobre todo un hombre que rezaba... y que rezaba esa misma oración que me marcó a mí. Y que igualmente espera la resurrección de la carne. Allí nos veremos, Tom.  

martes, 20 de diciembre de 2011

Escribir la lectura, de Tomás Rodríguez Reyes: cuatro notas


I.

Este libro me ha ayudado a ir recordando todo eso que nos enseñaban (?), y sobre todo lo que no nos enseñaban, en la facultad de Filología. Autores, textos, conceptos... y me ha recordado mucho más el camino personal que, si ya no puedes vivir sin escribir y leer, vas haciendo. Que desborda cualquier enseñanza.

Así que un recuerdo, y un reconfortante nuevo impulso.

II.

TRR recoge aquí un vigoroso y constante ejercicio de reflexión personal sobre la escritura literaria, la lectura, el lenguaje, la filosofía, el viaje y los días de la vida, que van barajando todo sin pedirnos permiso. ¿Y qué podemos hacer? Pues una posibilidad -la que aquí se muestra- es ir llevándolo todo adelante, con sensibilidad, sentido de asombro y toda la franqueza posible. La prosa camina como un Andante chopiniano. O digamos que fuera un andante, a medio camino entre el adagio y el rondó del concierto de para clarinete de Mozart; por esa contemplación, y por ese volver y volver, nuevo y distinto, de los días. 


III.

Echa mano de la música, la pintura para decir sobre la literatura; pero también de la literatura para decir sobre las otras artes. Esa visión de las conexiones, de estas unidades de sentido que el rastro del calendario vuelve dinámicas y abiertas me ha hecho viva, una vez más, la asombrosa complejidad de lo humano.  

Escrito como al ritmo de un constante goteo, pide así mismo una lectura de dosis pequeña. Pequeño libro en apariencia, pero denso hasta poder destilar sin un fin previsible. Lo tengo en el estante, y lo voy disolviendo con el agua de los días. 


IV.

Aquí hay un canon de autores y lecturas esenciales, particular y amplio; la creativa estructura del libro -tres secciones, cada una bajo la lectura de un autor -Jules Renard, Imre Kerstész y Sandor Márai- sirve de orientación rectora para escribir el encuentro con otras lecturas, y así se van anillando periferias, y hay como un educado trasiego de gentes que entran y salen. 

El autor pone el listón muy alto para un juego de plantillas; sí, creo que es como un juego de plantillas: el lector puede poner la suya encima, y descubre una misma curva, o tangentes, o una nueva provincia, o una línea que irrumpe enhiesta donde seguíamos por un sosegado plano, o viceversa... 

"Escribir cada vez se me asemeja más a la descripción de una enseñanza que se vuelve aprendizaje: aprender a ser mortal". Escribe en la página 158, como fin a las anotaciones del apartado Clave Kertész, y no es poco aprender ese, esa sabiduría clásica de la finitud. 

En mi plantilla se destaca ahora algo como un arabesco que querría aprender, también, la eternidad.  

domingo, 18 de diciembre de 2011

Minitaller en Madrid

Pues ahí estuvimos, y fue muy grato. Los buenos alumnos inspiran al profesor. En el "foso" de Diálogo, entre paredes forradas de libros, tuve la sensación de que éramos un grupo de resistencia. Como el que se ve al final de Fahrenheit 451. Y, de algún modo, es así. Era fe. 

Fe en la palabra escrita y en el escribir, mientras la máquina del mundo se agitaba sobre nuestras cabezas. Un mundo de grandes superficies, las de todas las cosas. Superficies impenetrables, sordas, que dejan sin habla. Pero desde la escritura mantenemos esa distancia necesaria, que finalmente es avance imparable. El pudor y la modestia de la mirada desmontan las planchas de amianto de las cosas. Hay vida más allá. Está escrito.

Cicerón volvió a hacerse presente, lo invito a todos los talleres. Lo mejor es que salimos dispuestos a salvar la República con un texto; y eso ya es media República salvada.  

jueves, 15 de diciembre de 2011

Hacía frío

Hacía frío al cruzar el puente de Calatrava. Una humedad de poniente. Eran unas oscuras 9:10. Pero hay cosas que a pesar de sentirlas, no las sientes. 

Terminaba de salir de la charla-entrevista en la Fundación Mainel. Una de esas veces en que hablas como si estuvieras interpretando el concierto de violín de Mendelssohn: estás y no estás. Eres música, has dejado todo atrás: las yemas de los dedos deben estar pulsando nubes, pero no tienes ni tiempo ni distancia para poder llegar a esa conclusión. Empiezas algo frío, pero vas concentrándote, y se hace el don.

Claro, esto, que acaece de vez en cuando, es un regalo. Yo cruzaba el puente de Calatrava. Hacía frío. Estaba y no estaba.  

martes, 13 de diciembre de 2011

Todos los niños pueden ser felices leyendo


He encontrado un alma gemela. En el reciente número de Selección Literaria -se puede leer en este enlace-, de Troa Librerías, me encuentro una entrevista al educador Fernando Alberca, cuyo libro Todos los niños pueden ser Einstein, acaba de ver su segunda edición.

Simplemente copio una respuesta de la entrevista, en la página 11, a la pregunta ¿Qué es lo que usted cambiaría primero -en el sistema educativo-?:

Dedicaría toda la primaria a una sola y única cosa: aprender bien a leer y escribir. Los niños tendrían que aprender a leer antes, puesto que tienen capacidad para ello. Y si dominan la comprensión lectora, podrán estudiar lo que quieran. Saber leer, escribir, hablar y escuchar con propiedad es la base del éxito personal y laboral. Enseñar a leer a nuestros alumnos es lo principal, casi lo único, que debería preocuparnos a los profesores. Y cuantas más cosas aprendan leyendo, más inteligentes serán. Sin embargo, les estamos enseñando un montón de cosas que realmente no sirven para nada. También primaría más la creatividad, la imaginación, la curiosidad... Necesitamos alumnos que aprendan a hacer preguntas y, sin embargo, nuestro sistema educativo lo castiga porque nuestro tipo de enseñanza está montado para el hemisferio izquierdo del cerebro.

¡Amén!

El resto de la entrevista no tiene desperdicio tampoco.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Una belleza que no nos maldiga



Desde que la modernidad nos enseñó a mirar con cuchillos, anda la belleza como perdida y perdiendo. Con cuchillos, porque esa intuición inextirpable de que nuestra felicidad tiene estructura triangular -que donde hay belleza, ha de haber verdad y bien; y las otras dos combinaciones- ha sido troceada como un queso de pueblo o una tarta demoscópica. 

La verdad es el poder que otorga la ciencia empírica; el bien es la espiral de bienes de consumo; y la belleza, ¿qué otra cosa, que el placer más asequible?

"No puedo conectar nada con nada" decía una de las voces de La tierra baldía, de T. S. Eliot, y yo me imagino al personaje abrumado con los tres grandes pedazos de queso entre los brazos, paralizado, sin encontrar el camino de vuelta. Y el fuerte aroma del queso se llama melancolía.

Sin camino de vuelta, perdidos y melancólicos hasta la borrachera, nos sentamos a la orilla del bello río de Babilonia, pero nos acordamos de Sión, y lloramos como malditos...

Pues con ocasión del nuevo ensayo Tan bella, tan cerca, de todo esto, y más, hablaré el jueves 15 de diciembre en la entrevista-coloquio a la que la escritora Ángela de Mela me someterá en la sede de la Fundación Mainel: "La estética rompió mi vida, y la salvó". A las 19:30. Entrada libre.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Una frase de "Las cosas del campo", de J. A. Muñoz Rojas: una nota

Con un filo de luna en el cielo nos volvemos.

Es literatura si te enseña a ver más o mejor. Sí, creo que es una pista válida. Ahora veo filos de luna, algunas noches; la luna está más cerca, porque tiene... porque es un filo; porque se ha abierto otra autopista para ir a la luna desde aquí, desde los filos cercanos que hemos aprendido a mirar con respeto, con los ojos de las cicatrices. 

La globalización, la sociedad de redes nació con la primera metáfora del primer hombre.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Minitaller de iniciación a la escritura cotidiana: cómo atravesar la puerta del estilo personal

Pongo aquí el enlace a Vivir de los cuentos, que han tenido la gentileza de difundir la convocatoria los dos próximos minitalleres de iniciación a la escritura cotidiana que impartiré en Madrid. En el enlace están todos los datos. 

Vivir de los cuentos es una iniciativa excelente para el fomento de la escritura, conectada con un interés antropológico: escribir para vivir mejor. Como este blog.

martes, 6 de diciembre de 2011

Una sombra en Pekín, de José Ángel Cilleruelo: cuatro notas





I. 
Solo podemos contar, contar el cuento, desde el final. Con el final, de algún modo, ya dado (aunque no sepamos, despiertos, cuál es; el cuento sí lo sabe). Lo observaba Aristóteles en la Poética (y si escribimos algo ahora, solo será una nota al pie del filósofo). Esta fábula vestida de raso realista, Una sombra en Pekín, cuenta esa paradoja, tan vibrante cuando se trata del cuento de la propia vida.

II. 
La narración te lleva. El narrador en primera persona sostiene el ritmo. A mí, me ha llevado a la atmósfera contemplativa de esos mundos orientales, esas películas o libros donde alguien tiene una clara voluntad de contar reflexivamente. Y me ha sorprendido el claroscuro humano que Cilleruelo muestra en el personaje principal, sobre el que nos abre una ventana para poder ver más que lo que el propio narrador ve. Un incierto fatalismo, la apática demora para el amor… mientras las florecillas de loto germinan en las charcas del camino... como si escribieran el epitafio de la vida de todos los hombres.

III. 
Fábula: dícese de ese entarimado de palabras en que los personajes, los lugares, las acciones vibran arquetípicamente. Buena fábula: … en que la vibración es mínimamente sentida, como en Una sombra en Pekín.

IV. 
He disfrutado con la magnífica edición: pequeño formato, ilustraciones poéticas en aguafuertes, negros y azules sedantes, de Juan Gonzalo Lerma; y con el andante de la narración, el lirismo contenido, como un haiku que se expande sin traicionarse, la elegancia para referir la sordidez de la vida en la gran ciudad, en Pekín, donde se puede ser no más que una sombra; la metaliteratura sin etiqueta, que apunta hacia esa misteriosa identificación de narración y vida…

Libro e historia con esa rápida virtud de envolver al lector, como una humeante varita de sándalo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

London Paddington, Reading, Swindon, Bristol Parkway, Newport y Cardiff Central

Southbrook Cottage, Swindon, Wiltshire

Cottage, Wiltshire, G. Puckey

Si un poema se escribe con palabras significativas, este sería uno:

London Paddington
Reading
Swindon
Bristol Parkway
Newport
y Cardiff Central.

La única pega es que las palabras significarían solo para el autor: "sombras, sombras, sombras" caminando hacia la estación, 6:10 de la mañana, solo escoltado por furgonetas pakistanís de reparto de "vegetables", el acento impertérrito del sobrecargo del tren sobre las indicaciones de siempre -¿es este viaje, o es el de la semana pasada, o el de la que vendrá?-, Reading es la holgada orla del manto metropolitano así que sigo leyendo, Jane Austen saluda desde el alfeizar del principal del cottage, allí, allá, y la rectoría y su espadaña de gallo anglicano... ah, dejemos el libro sobre la mesa abatible, Bristol Parkway y Bristol allá abajo y quizás el capitán Marlowe ande buscando tripulación para un vapor a Bombay... yo sería su escudero, Severn Bridge, la frontera, "Ah, si es Gales..." Sto. Tomás Moro disculpaba con fina ironía la traición de un compañero, a quien le habían ofrecido algún mandato por aquellas tierras, Newport aperitivo que siempre me suena muy bien, llegamos, hay que bajar, Swansea la próxima, pero nunca iré a Swansea...

viernes, 2 de diciembre de 2011

Presentación de Tan bella, tan cerca con un unplugged de hermanos y amigos


José Luis Rodríguez-Núñez presentó el acto, de pie, brevemente, yo al lado, y... zás, el trío (batería, guitarra y saxo tenor) sin mayores explicaciones, unplugged y unworded, atacamos un tema cañero de Juanfra, que suele tocar con su grupo, El día después, al inicio de los conciertos. 

Pues sí, era la presentación del libro Tan bella, tan cerca, de un servidor; y la verdad, no me apetecía nada hacer una presentación standard. Sobre todo cuando el tema del libro es la presencia de lo estético en la vida cotidiana (es decir, la belleza, la armonía, la novedad, la sorpresa, la luz, la claridad, el contraste, el ritmo, la comunicación, la creatividad...). Se trataba de presentarlo realizándolo. Y al menos lo intentamos... y funcionó (por lo bien que nos lo pasamos, y por lo que comentó el público).

Una de las tesis de TBTC es que la dimensión estética de la vida -necesaria, como el pan en Murcia-, exige ser vivida en apertura y en favor de los que tienes cerca; si no, acaba haciéndote pupa. Mucha. Y por eso, tanto los que hicimos música, como los que asistieron como público, eramos amigos, familiares, amigos de amigos... El arte ha de ser-para... y por eso disfrutamos. Pero bueno, mejor leer el libro, que ahí va contado con más gracia (creo). 

Tras la intro relampagueante, unas palabras para recolocar al respetable y acabar de convencerles de que estaban en la presentación de un libro, y seguimos con varios temas de tratamiento jazzero con la sección rítmica de Caco, batería (antiguo The Blisters) y Juanfra, grandmaster guitarra: Les feuilles mortes (Rosa Mora Fandos, voz, Bernardo Mora Fandos, flauta, y JM trompeta), Summertime (Elizabeth Bode-Dunphy voz, JM saxo), Over the Rainbow-de El Mago de Oz (Rosa, Bernardo y JM trompeta), Amazing Grace (Elizabeth y JM trompeta), dos blues a dúo (Bernardo, saxo alto, y JM, saxo tenor), Big Country de Béla Fleck and the Flecktones (trío inicial). (Fotos de Manuel Pagador)







Un poco de diálogo con el público: Ángela de Mela, poetisa cubana, abre el fuego con palabras muy cariñosas, que vuelvo a agradecerle desde aquí; y unas cuantas preguntas más cuyos -perdón- autores no recuerdo. Pero el público quiere más jaleo. Les ofrecemos The Wall de Pink Floyd o Isn't She Lovely? de Stevie Wonder: rompen las reglas democráticas más elementales y se quedan con las dos. Pero no termina ahí el sarao, quieren que Bernardo toque con Caco y Juanfra, una de Beatles -le pillan un poco fuera de juego, porque él es músico clásico, profesor de música, director de banda-, pero le pido al respetable un aplauso para él, por lo que no se puede echar ya atrás. Creo que fue Let it Be, y no improvisó mal.

Y para terminar, dibujos para todos (los que hubieran comprado el libro, pues se trataba de un dibujo-dedicatoria en la portadilla). Monto el tenderete en una mesa, y a dibujar: no estuvo mal, pasaron bastantes personas: el verjurado de Siltolá hace que vibren el carbón compuesto y la acuarela.



Bueno, la próxima en Sevilla, en enero. Se busca músicos sin complejos. Razón aquí.