Desde que doy clases de escritura, he ido conociendo una verdad: no todo el mundo quiere escribir una novela.
Escribir, hasta hace no mucho, se identificaba con escribir literatura, y narración en particular. Era eso que hacen personas altamente dotadas para ese fin. Pero la realidad está cambiando.
Internet desde hace unas décadas nos ha puesto a todos a escribir. Antes hablábamos más por teléfono, pero en líneas generales comunicábamos menos y con menos personas. Ahora tenemos diversos formatos en la red para expresarnos y comunicar. Y lo estamos haciendo como nunca en la historia de la humanidad.
Y hay que sumar el boom de la autoedición, digital o en papel: conozco muchas personas que publican sus recuerdos, unas memorias, la historia de su familia, un trabajo sobre un asunto que dominan por afición...
No todo el mundo quiere escribir una novela, pero cada vez hay personas que descubren el sentido narrativo de su propia vida. Y quieren escribir.