Pues no tienes más que poner tu nombre entero en Google, y voilá: resulta que (también) eres un guerrillero de las FARC, un consumidor desairado en una lista de espera en algún "lugar" entre los Pirineos y Melilla, un estudiante de la universidad de Rosario, o incluso el difunto titular de una fundación para la promoción del bosque bajo en Murcia. Y luego, vete tú a reivindicar que no eres ése, en esta proteica e inasible placenta de bites, que sí que lo aguanta todo: mucho más que el papel del aforismo de nuestros abuelos –y nuestro hasta ayer-.