Hablando de la elipsis en Vida y destino, me quedo con esas tres palabras que Krímov, en la Lublianka, exclama al recibir el paquete de Zhenia, y que cierran el capítulo, y la historia de estos dos personajes en la novela. Algo de eco hay en este final al final de esa otra gran pareja rusa, Sonia y Raskolnikov.
Decir tanto, en tan poco, no adulterar la narración de los hechos con digresiones destripadoras. Decir lo que se quiere decir con las armas y la lógica de la trama. Y dejar que todo -en la vida de los personajes tras el punto final, y en la nuestra- siga fluyendo. Gran literatura.