AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



sábado, 23 de marzo de 2013

Siestas con viento sur, de Miguel Delibes: cuatro notas de lectura




I.
Hace unos días, después de cenar, había algo de tiempo: era el momento. Me planté frente a los estantes de la biblioteca, zigzagueé en busca de una promesa de lectura… y me detuve en Siestas con viento sur, de Miguel Delibes. Con la línea más rural de Delibes tengo un prejuicio. Los prejuicios son necesarios, son el suelo sobre el que se vive (no se puede estar en el vacío). Pero tan importante como tenerlos es ponerlos a prueba, porque pasan a ser verdades, o desaparecen.  

II.
Algo de tiempo, así que solo pude leer uno de los cuatro relatos, “Los nogales”. Hay algo único en hacer una lectura entera, de un tirón. Es difícil, y no creo que saludable, leer una novela de un tirón. Pero un relato largo da esa satisfacción de lo que fluye sin costuras. Se adensa el tiempo, es “más tiempo” porque es un tiempo unificado por un sentido, libre y necesario en un mismo tiempo. Como nos gustaría que fuese la vida. Un buen cuento. 

III.
El cuento, por su brevedad, se acerca al poema. En la novela hay extensión, a veces tanta, que amenaza con cubrir la vida como un mapa escala 1/1, como en aquel cuentecito de Borges. El cuento ha de darse prisa, decidirse, replegarse y decirlo todo con casi nada, y muchas veces lo hace repitiendo, como lo hace un poema. Como en “Los nogales”, de Delibes.

IV.
Han pasado unos días desde aquel tiempo prodigioso. Recuerdo a grandes rasgos el argumento de “Los nogales”, el final… pero sobre todo ese discurrir de la narración, tan aquí y tan allí, tejida con hebras sueltas de ese tiempo de la vida nuestra que tan bien conocemos, y al mismo tiempo, con esas otras que dan consistencia, de ese otro tiempo al que aspiramos.