Cuando escucho que hace falta una urgente formación
audiovisual en la educación obligatoria, pienso: pues sí. Pero siempre pienso
también que hace falta una auténtica formación en la escritura.
¿No es surrealista que tras doce años de primaria,
secundaria y bachillerato; después de tres o cuatro horas semanales durante
todos esos años, dedicadas a la enseñanza de la lengua, la mayor parte de los
alumnos desemboque en la universidad sin escribir las tildes, con faltas de
ortografía, muy poco leídos y profundamente deshabituados a la escritura? Creo
que lo es, y es una pena. Pero las grandes catástrofes generan movimientos de
reacción: ¿no lo es el ingente número de personas que sacan tiempo para asistir
a talleres de escritura? ¿Todos van a ser grandes novelistas? No, la mayoría ni
se lo plantea. Lo que se percibe es una gran necesidad de escribir, de
expresión y comunicación, de vivir por escrito.
No hablo de oídas, ni he tenido una aparición esta noche.
Lo he visto durante años de trabajo en talleres creativos y personales, donde los alumnos
dicen adiós a los bloqueos de escritura y comienzan a dar pasos firmes en la
expresión y comunicación por escrito. Algunos quieren escribir la historia de
su familia, otros la propia historia, recuerdos, relatos, poemas, opiniones…
quieren escribir para vivir mejor.
Pero si vamos a cuestiones estrictamente profesionales,
cada vez son más quienes perciben que la escritura es una vía (casi) milagrosa
para avanzar en su formación y en su promoción: escribir con seguridad es una
técnica que permite abordar mejor los problemas, analizar, sintetizar,
visualizar, convencer. Nuestras profesiones modernas están cosidas de
pensamiento, de trabajo intelectual que necesita bases conceptuales,
estrategias y ejercicios sólidos. Se acabaron los dogmas románticos: el genio,
las musas, las crisis de inspiración… Cuando alguien descubre sus
potencialidades a través de un camino probado, se produce una revolución
personal. De eso se trata.
El curso pasado tuve la fortuna de dar cuatro sesiones de
prácticas de relato en la I edición del Máster en Escritura Creativa de la
Universidad Complutense. Estamos hablando de profesionales que quieren
perfeccionar su técnica de escritura, abrirse a nuevos géneros y formatos; pero
también de jóvenes creativos que desean ampliar de un modo práctico su formación a través de la escritura, y ser pronto competitivos en la producción
de textos escritos y audiovisuales. Y estamos hablando de un claustro de
profesores volcado en la atención y asesoramiento de los alumnos; y de
encuentros con escritores muy reconocidos (la primera edición contó con el
Premio Cervantes, José Jiménez Lozano).
Como profesor, lo que más valoré fue la libertad que se me
dio para innovar estrategias de enseñanza, y la entrega de los alumnos a la
asignatura: todo hace subir la temperatura, y genera sinergias altamente
creativas… y sorpresas y humor.
¿Estoy haciendo propaganda del máster? ¡Bingo! Me parecería
innoble callarme semejante maravilla. Y si alguien tiene dudas, que se lo
pregunte a los alumnos de la I edición. La matrícula de la II edición de este máster
de un curso, aún está abierta. Antes de que se acaben las plazas, corre a decírselo
a esa amiga o amigo que siempre han querido vivir por escrito… o tú mismo. ¡Nos
vemos!
Para información filespa3@ccinf.ucm.es 913 94 22 20