Ahora que las tardes se te echan encima, apetece escribir.
Quizás es un deseo vago, pero casi todo comienza así. Yo lo saludo. Es la
pequeña confianza que otras veces echó sus frutos. Luego, bajo la gloria de la
cosecha, ¿quién recuerda la humilde cepa?
Apetece escribir ahora que la tarde obliga a encender una
luz, a buscar un hueco. Una idea, un espacio. Se ha escrito siempre así, no
será otra cosa.
Escribir, la tarde, ahora.
Una idea, un espacio. La encarnación de la idea en palabras. Lo intangible entrando en el mundo del espacio. ¡Qué sugerente!
ResponderEliminarBonita idea, y verdadera, la de la encarnación de la idea en palabras, Rafael. Y tan teológica.
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