Yo lo vivo así. Hay una enorme diferencia entre lo que pasa al pasar del 31 de agosto al 1 de septiembre, y lo que ocurre entre el 31 de diciembre y el 1 de enero. En esta segunda coyuntura, no acontece nada verdaderamente relevante, uno está en medio del habitual aturdimiento y todo alrededor dice que sí, que sí que ha habido un gran cambio, y que será a mejor. Pues tú mismo verás, que ya tienes algo de edad. Creo que la "felicidad" a la fuerza te aturde más, si no vas provisto de un sentido común bien engrasado.
Bien al contrario, en el paso de agosto a septiembre pasa todo y de todo. El cambio puede ser vertiginoso, el día te sacude, y si no es el 1, será el 2, o el 3... pero llega inexorable. Y el aturdimiento estival se esfuma rapidito. Y haces propósitos, o te los hacen en la empresa, o en el claustro de profesores, o en la mesa del comedor a la hora de cenar.
Ahora que comienza el año nuevo de verdad, no os/me deseo que no se sabe quién o qué os/me traiga prosperidad & co. & etc...
No me viene a la cabeza ningún deseo. Será este calor.