Inquietud
Para Marta Zanoni Mora
Oía una sonata por Glenn Gould,
como quien no perdió la juventud.
—¿Qué dicen estos dos, tan insistente?—.
Y frente a mí un seto, el cielo, un puente
y atrás un caminillo, mal que bien
andado, cojeado y sin un tren.
Obertura francesa, una courante,
gavotta I y II, recuerdo que antes
era todo posible, passepied
I y II, sarabande, una bourré,
la segunda y da capo, el mañana
siempre allá, sin agenda ni campana…
¿Era preludio entonces? Qué más da…
Bueno, preguntaré otra vez a Bach.
Precioso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina.
ResponderEliminarGavotta, sí gavota...
ResponderEliminarMuchas gracias por el poema, por acordarte de mí en esos momentos tan difíciles y haberlos sabido plasmar tan bien.
ResponderEliminarPero qué maja y qué guapa sobrina tengo... y además, has ganado por goleada en la Selectividad, ¡enhorabuena!, ¡a traducir!
Eliminar