La literatura no tiene por qué obedecer a una obligación ética, si bien, en ciertos casos parece obligada a ello. Da cuenta más bien de la existencia humana, con su comedia y su inaceptable tragedia.
Y mira que con Magris me he ido lejos: desde el grifo del
Danubio hasta el Mar Negro, y algunos otros sitios. Pero esta vez no le sigo.
Todo acto es moral, incluso el literario… como todo aire —aroma, tufo o nada—
contiene siempre algo de nitrógeno.
Que la literatura no es moralismo, ni tratado de moral, de
acuerdo. Que tiene su autonomía, desde luego. Pero no se autonomea de ser
hombre el banquero cuando obra —¿verdad?—, ni tampoco el escritor. Este se
obliga a la moral por ser de la especie humana, o mejor, por ser persona. Y luego
se obliga por la honradez de buen artífice. "Dar cuenta de la existencia humana" es siempre desde una libertad y responsabilidad y esfuerzo y dignidad de enfoque. Decir “inaceptable
tragedia” es ya un escorzo; y luego podremos discutirlo.
(Texto de Claudio Magris en El Cultural).