Es un 9 de julio, 18:45, Juanfran y yo nos ponemos a tocar -a modo de ensayo- en el paseo de Recoletos, frente a la entrada de la Thyssen: no hay ninguna baronesa encadenada a ningún álamo, sí algunos niños correteando, algún paseante detenido a escuchar, una pequeña que deja de llorar cuando nos ponemos a la faena, y el fragor intermitente del tráfico. Un fresco aporte musical en medio de aquel caliente polígono de la cultura y las bellas artes.
A las 19:40 Juanfran y yo estamos probando la acústica en Diálogo Libros: los libros que forran las paredes de la vanguardista librería devuelven algo más que música –no puede ser de otro modo-. Diseñada por Rafael Moneo, su espacio a modo de foso tiene incluso una vista aérea. Los ventiladores mitigan los calores, ya algo disminuidos por la hora. Por los cristales de los escaparates, sobre nuestras cabezas, sigue entrando una claridad que me imagino que Joseph Conrad habría llamado cómplice.
Van llegando asistentes: el novelista Luis Ramoneda con José Luis Maldonado, el poeta y crítico de arte Enrique Andrés con su pequeña hija y un amigo, el novelista y editor Santiago Herraiz con unos amigos, el poeta y ensayista Juan Meseguer, el experto musical José Miguel Nieto, Guillermo Ganón y sra., el jurista Pedro Amorós, hasta rellenar el recoleto espacio.
20:05, y hora de comenzar: algunos pensamientos sobre el sentido de Leer o no leer, el valor de la lectura, la identidad que se hace también en diálogo con el otro a través de esos imprescindibles embajadores que son los libros, el papel del lector como intérprete vital del texto y la analogía con el jazz: el buen lector se implica creativa y personalmente, tanto como el músico de jazz con el texto musical. Cada vez que se interpreta el tema musical es como una relectura del texto literario, una nueva experiencia, en parte igual y en parte distinta, porque lectores y músicos no somos exactamente los que éramos antes. Y… vamos a ello.
Comenzamos con Autumn Leaves de Joseph Kosma, luego Summertime de George Gehrswin, In a Sentimental Mood de Duke Ellington, Don’t Let me Be Lonely Tonight de James Taylor, Just the Way you Are de Billy Joel, incluso la movidita y simpática Isn’t she Lovely? de Stevie Wonder. Son nuestras versiones, nuestras relecturas.
En el coloquio, aportaciones de gran altura por parte del público: hablamos de lo que la fijación literaria y la notación musical han influido en nuestro modo de relacionarnos, como oyentes e intérpretes, con las narraciones, la lectura, la escritura, y la experiencia musical; del exilio que sufre la belleza y la narratividad en las aulas, expulsadas por el abstraccionismo y las urgencias pragmáticas, y del consiguiente tedio de nuestros jóvenes; de lo audiovisual y de lo literario y de sus posibles futuros; de cómo se escribió Leer o no leer, y más cosas…
Juan Meseguer, Servidor, Luis Ramoneda, José Luis Maldonado, Juanfra Pérez Mengual y Santi Herraiz
Rocío y Mª José, de Diálogo Libros, contentas con la experiencia; los músicos, encantados, y el público satisfecho. Recogemos los instrumentos, nos subimos al coche, nos despistamos por Vallecas intentando salir a la A-3, cenamos en la terraza de un concurrido bar. La gente flota en la indolencia de la noche. A nosotros nos quedan cuatro horas de carretera, y una entrañable experiencia para releer.