AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



lunes, 2 de agosto de 2010

Bajar abajo

Hay frases que nos acompañan a lo largo de los años. Alguien lo dijo, nos llamó la atención, y cada vez que se repite, suena la campanilla de plata y recordamos nuestra personal cavilación sobre el asunto. Una de ellas es, para mí, "bajar abajo".

De entrada es una redundancia, y se tiende a asociar con hablantes poco formados educativamente, y culturalmente no muy avezados. Pero creo que hay que tomar el papel de abogado defensor. "Bajar abajo" tiene sentido. Para empezar, se salva por vía retórica: es un pleonasmo. Y por poder tener naturaleza retórica, es lenguaje con un voltaje significativo mayor que el lenguaje "grado cero" que decían los venerables estructuralistas -también hay que recordar aquello de que en una hora de mercado se escuchan más tropos que los que se leen en no sé qué obra literaria (perdón por la inexactitud)-.

Cuando le digo a alguien "Baja abajo", el adverbio no es un mero subrayado de la dirección que hay que tomar, ya indicada por el verbo. Es que "abajo" tiene un significado especial, es un allí que el interlocutor y yo ya conocemos. No se trata de bajar sin más. Estamos diciendo confianza, por lo menos. También le estamos diciendo que no se quede a mitad, que lo que le importa está abajo del todo. Así que tiene también cierto significado de contundencia, totalidad, decisión en quien lo dice.

Si nosotros, que decimos "baja abajo" ya estamos abajo, "abajo" nos significa, y este adverbio local se transforma prodigiosamente en un pronombre personal: "baja a mí".

(Y lo mismo para "sube arriba", "entra a/dentro", "sal a/fuera")

Así que abajo es una palabra cargada de significados sutilmente personales, comunicativos, que dudo que una gramática pueda reflejar, a no ser que se humanice un poco y se transforme -en algún grado- en literatura. No estaría nada mal.