AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



viernes, 8 de julio de 2011

El artista, el don y nosotros

Este es un fragmento que el periodista Kapuscinski citó al final de su Conferencia de apertura del período lectivo de verano en la Universidad Jagielloniana de Cracovia -desconozco el año-. El fragmento proviene del prólogo que Joseph Conrad escribió a su obra de tema marino "El negro del Narcissus". El fragmento habla del sentido del arte. Yo lo suscribo con emoción:
El artista habla a esa parte íntima de nuestro ser que no depende de la sabiduría, a lo que es en nosotros un don y no una adquisición, siendo, por consiguiente, más duradero. Habla a nuestra capacidad de alegría y de admiración, dirígese al sentimiento del misterio que rodea nuestras vidas, a nuestro sentido de la piedad, de la belleza y el dolor, al sentimiento que nos vincula con toda la creación; y a la convicción sutil pero invencible, de la solidaridad que une la soledad de innumerables corazones: a esa solidaridad en los sueños, en el placer, en la tristeza, en los anhelos, en las ilusiones, en la esperanza y el temor, que relaciona cada hombre con su prójimo y une a toda la humanidad, los muertos con los vivos, y los vivos con aquéllos que aún han de nacer.
Cada uno lee desde donde lee, ¿verdad? Se esfuerza por entender al escritor en los términos de este, y al mismo tiempo es legítimo y necesario que haga su lectura interpretativa, existencial. Así pues, creo que entiendo bien lo que quiere decir Conrad, y no voy a poner en su boca lo que no dijo. Pero, desde mi posición existencial, también creo que ese misterio, ese don -que alguien da-, esa creación, esa solidaridad de todos, entre muertos, vivos y los que han de nacer, son flechas que apuntan hacia Dios. Y a la necesaria relación del artista con la trascendencia.