Solemos decir: "Leí tal novela y me gustó" o "No me pareció muy buena". Si uno lo mira fríamente, la lectura de una novela suele ser una acción discontinua, al aire de nuestros estados anímicos y físicos, posibilidades de tiempo, contingencias de todo tipo. Nuestros juicios no pueden obviar esto, y sin embargo tendemos a hacerlos con contundencia, como si hubiéramos leído de un tirón, en el óptimo de los estados personales posibles. En fin. Luego, releemos, o releemos un pasaje, o conversamos con otro lector del mismo libro, y empezamos a detectar las contingencias de nuestra lectura. ¿No es algo muy bueno, conocerse mejor, a hilo de esa actividad tan humana que llamamos lectura?
AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR
¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I
Sí que es verdad. También ocurre mucho que dependiendo del final una novela gusta o no, pues mucha gente, a mi parecer, se queda con el impacto del final: si le gusta, la novela será buena; si no le gusta, la novela puede mejorar.
ResponderEliminarCraso error.¡Con lo bonito que es enlazar las ideas que el autor expone en el texto y, así, comprender el final!
Aprovecho para saludarle y desearle que el resto del verano no sea tan caluroso como hasta ahora.