AVISO PARA QUIEN QUIERA COMENTAR

¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?
T. S. Eliot, Coros de La roca, I



lunes, 3 de enero de 2011

Cuatro notas sobre "Vinieron como golondrinas" de William Maxwell


I.
No sé si voy a ser muy justo con el libro. Por eso, vaya por delante que mi lectura de Vinieron como golondrinas, de William Maxwell ha sido intermitente, y que el último intervalo fue de siete días. Hoy le di el empujón final. Mi conclusión es que el libro -que no es largo- se merece ser leído en tres sentadas, en tres días consecutivos. La cosa, me parece, se escribió para ser leída así. Y yo no lo he hecho. En fin.

II.
El libro me ha enganchado en la última parte. Seguramente es cuando ajusté mi ritmo de lectura a su metrónomo. En las dos primeras partes no lo hice. No conseguía cogerle el interés en medio de las anécdotas de un chavalillos simpáticos y una madre impresionante. Seguramente esta primera percepción me despertó un instinto de autodefensa: "Aquí tenemos otra novela de gente buenísima y esas cosas que les pasaban a los americanos de los años 40; así que subamos el listón de las expectativas, y a ver si lo pasa". Voy escribiendo todo esto y me voy dando cuenta de que no hice una muy buena lectura. Tenía que haberle dado más crédito, tiempo, atención. Pero muchas veces la vida viene así, sin facilitar mucho las cosas. Justo como lo que cuenta la novela. 

III.
La verdad es que lo que principalmente me consiguió interesar fue el desenlace: la figura del marido y padre en medio de una coyuntura difícil. Ahí la novela pulsa un acorde universal, ahí resuena el matrimonio, la maternidad, la paternidad, con sus imperfecciones; pero el acorde llega nítido, y emocionante.

Sí, es algo más que un relato de americanos buenísimos, a los que les pasa lo que le pasa a todo el mundo en esta vida. Y ciertamente, una buena historia familiar, si está bien escrita, lleva las de ganar conmigo. 

IV.
Un buen libro puede demostrarte -una vez más- que no eres un lector perfecto; pero que él tampoco esperaba que lo fueras.