La antropología, si breve... dos veces antropología. Lo breve por lo breve no sé si gusta a alguien. Quizás a quien vaya empujado por el remolino de las prisas, y quiera que todo termine pronto para pasar rápidamente a lo próximo... y seguir corriendo. No es algo recomendable.
Ha de haber un bien genuino envuelto en esa brevedad. Aquí lo hay, se trata de Antropología breve de Juan Manuel Burgos -editado por Ediciones Palabra y Nueva Revista de Política, Cultura y Arte-, una versión abreviada de su anterior Antropología: una guía para la existencia. El bien: una narración de lo que nos hace ser hombres y mujeres... y de lo que hacemos para serlo del mejor modo. Una narración expositiva, pero narración, donde el hombre va atravesando sus diversas dimensiones con un sentido de unidad.
Una narración extremadamente útil a partir del concepto de persona. Útil porque necesitamos responder con buenos argumentos a tantas preguntas cotidianas por este o aquel aspecto de ser hombre. Pisamos un suelo sorprendentemente movedizo, propio de épocas de transición, de cosas que acaban y de nuevas realidades que podrían venir, que se columbran sobre el horizonte. Un suelo alfombrado de vías rápidas, de comunicación constante. Hay que responder a los hijos, a los alumnos, a los amigos, al portero del garaje, a la adolescente, al jefe, al mail, al cónyuge, a las urnas...
Pues a eso viene este breve libro de Juan Manuel Burgos, a proponer respuestas en 155 páginas de síntesis, de claridad, y lo que más me gusta... de misterio, del misterio de ser persona, sin miedos, con ilusión. La ilusión de lo breve, que no es de que algo se acabe pronto, sino de ser una asequible puerta, una introducción a la verdad que hace que nos brillen las pupilas.