Hace tiempo leí un libro de un filósofo del arte. El libro se titulaba El abuso de la belleza, y su autor se llamaba Arthur C. Danto. Danto es un filósofo hegeliano, que se hizo famoso por su tesis de "la muerte del arte", en consonancia con el fin de la historia que predecía Hegel sin despeinarse (aunque, la verdad, solía ir bastante despeinado: con tanta tesis, antítesis y síntesis, de aquí para allá, no debía de ser fácil hacerse la raya).
Muy discutible es lo que comenta el señor Danto sobre la relación entre la belleza y el arte (aquí paga el peaje de la Modernidad), pero escribió una frase que encierra una inmensa verdad:
La belleza es, para el arte, una opción y no una condición necesaria. Pero no es una opción para la vida. Es una condición necesaria para la vida que nos gustaría vivir. Y por eso la belleza, a diferencia de otras cualidades estéticas, lo sublime incluido, es un valor.
Soy un firme postulador de la necesidad de la belleza en la vida cotidiana. Nos sobran monstruos, diosas de vientre plano, parques temáticos televisivos, escenografías políticas estupefacientes, genios inaprensibles, estridencias, vértigos, placeres transgresores... Nos falta belleza, don, transporte hacia lo mejor de nosotros mismos, agradecimiento, sorpresa. Esa belleza está en nuestras manos.
¡Sí!
ResponderEliminar¡Yujuuu! Viva la maravilla de la vida cotidiana. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre me ha sorprendido la necesidad de belleza en el hombre. Frente a las corrientes utilitaristas, la historia nos muestra que los hombres hemos necesitado de algo tan difícil de explicar como la belleza. Los habitantes de Atapuerca decoraban sus vasijas y se adornaban con pinturas y colgantes.
ResponderEliminarPor eso el arte "utilitarista" me parece inhumano, hueco de "sentido".
Un gran hombre dijo aquello de "la belleza salvará el mundo".
Un abrazo.
Gracias, Rafael. Sí, el afán de belleza es indestructible, y como decía Platón, una belleza lleva a otra más alta, y esta a otra... a una tan alta que no lo sería si no estuviésemos seguros de que es capaz de salvarnos.
ResponderEliminarMe gusta pensar en la belleza como fragmento de un Todo. Nuestra experiencia de lo bello siempre es fragmentaria y efímera.
ResponderEliminarGracias, D. Vicente, estoy de acuerdo; sería el fragmento de un Todo bello; o de un Todo donde la belleza es parte. La idea que siempre me viene a la mente desde hace muchos años es la de la belleza como manifestación, gloria: doxa de algo, alguien.
ResponderEliminarNuestra experiencia fragmentaria y efímera, creo que viene de que somos fragmentarios y efímeros, y al mismo tiempo llamados a una plenitud y una eternidad. Y que al mundo le pasa lo mismo.
Gracias