Quizás sea una de las frases que más hemos oído, y seguimos oyendo, desde hace tres décadas como mínimo. Es una eslogan postmoderno, funciona muy bien, tiene apoyos antropo-psico-pedagógicos bastante solventes, aunque la cosa se suele torcer por un desmedido entusiasmo: por la senda de las utopías y las ideologías, siempre se va demasiado rápido, o de noche, y no se ve bien todo el paisaje. Y se descarrila.
No me extraña esta inflación de constructivismo: desde hace unas décadas lo audiovisual es un agente rector en nuestros modos de vida, y ahí, sí que todo es construido. Construir la vida, como se construye una narración audiovisual, tiene su razonabilidad. Creo en la identidad narrativa, pero hoy por hoy, esa construcción audiovisual que empuja a su emulación en la construcción de identidad, se ha encerrado en lo virtual, en aspectos imaginativos, desiderativos, pulsionales. Nietzsche y Freud sonríen orondos desde los consejos de dirección de las multinacionales del sector.
Yo propondría una conexión entre lo virtual y lo virtuoso: también sentaría a la mesa de negociación de la identidad a Unión General de Platónicos y a los de Comisiones Aristotélicas -no se lo va a quedar todo Zuckerberg o James Cameron o la MTV-.
Sobre todo ahora, que el sector de la construcción no está muy boyante, que digamos.
Je, je, esos sindicatos están bien... Pero ahora están también en huelga... Menuda mier... Bueno, qué fastidio. Me ha encantado la entrada. Un abrazo, Rafa.
ResponderEliminarGracias Rafa, y sí, estos sindicatos tienen que estar más activos y renovarse.
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