I
En esta novela he vuelto a encontrarme al archiadolescente: llamo así a ese personaje adolescente que, además de estar bien construido en su individualidad, representa como un arquetipo a todos los adolescentes, y junto con eso goza de unas capacidades expresivas y reflexivas inusuales en un adolescente. De otro modo no habría novela, o una novela tan interesante. Me ha hecho recordar varias buenas novelas con archiadolescentes: El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, Me queda Madrid y Nocturno, de S. Herraiz, y Vigo es Vivaldi, de J. R. Ayllón.
Leo, como les ocurre a todos sus predecesores en el género, tiene una deslumbrante capacidad para la metáfora y un vocabulario certero y rico en registros: poco coherente con su inexistente hábito de lectura; pero los archiadolescentes son así, y a mí no me incomoda porque son reglas del género.
Leo, como les ocurre a todos sus predecesores en el género, tiene una deslumbrante capacidad para la metáfora y un vocabulario certero y rico en registros: poco coherente con su inexistente hábito de lectura; pero los archiadolescentes son así, y a mí no me incomoda porque son reglas del género.
II
Es la primera novela de un potencial gran escritor. D’Avenia sabe mucho, mucho, mucho de lo profundo y de lo superficial, de los jóvenes y de los mayores, de la literatura y de la vida, del bien y del mal, y sobre todo sabe de los lenguajes en que se expresa y comunica todo esto. Y sólo tiene 32 años.
III
El juego de colores, que es el hilo metafórico de toda la novela está muy bien puesto y sostenido en escena. Hablar del amor como color rojo podría parecer un recurso de escritor con poca inventiva. Pero D’Avenia sabe entrar en un tópico y trascenderlo, vivificarlo, actualizarlo y contártelo como si lo acabase de inventar él tras decenas de siglos de humanidad sin que nadie hubiese pensado en ello. Y eso es un potencial para la gran literatura.
IV
Novela para adolescentes, sí. Pero como si alguien se los tomara en serio, creyera en la gran verdad encerrada a presión en sus vidas, en esta sociedad de adolescentes crónicos, como si la adolescencia aún pudiera ser un segmento crucial en la vida, en la totalidad de la narración que es la vida, y no un sueño histérico inflado por la industria del ocio.
Novela altamente recomendable. Capaz de devolver esperanzas en estos tiempos de crisis profundas.