Despertar
La pequeña se miraba las uñas y dudaba entre el rouge magnetic y el rouge allure del juego de cosmética. Su hermano, dos años mayor, se impacientaba con la lentitud del Mega-Maxi-Plus 8.2 para cargar el simulador de operaciones bursátiles. En la cocina la madre acunaba a una muñeca, mientras el padre hacía formar el séptimo de caballería bajo la cama.
Baltasar rodeó por los hombros al joven paje, que contemplaba la escena con los ojos como platos.
-Lamento que hayas tenido que enterarte de este modo, -le dijo. -A mí también me costó encajarlo: sí, los niños son los padres.
(Feliz Navidad a todos los que pasáis por este rincón de la blogosfera. Soy de la opinión de que Dios se ha hecho niño, para que los niños puedan hacerse Dios... y los mayores hacerse niños. Y no soy el único que opina así... gracias a Dios).