I.
Me recordó a una novela de Miguel Delibes que leí hace mucho tiempo, Aún es de día. Una historia triste, pero una tristeza que proviene de un sentido fatalista de la existencia. En El vendedor de Saris estamos en Amritsar, ciudad de la zona del Punjab, al norte de la India. Un joven huérfano, Ramchad, intenta sobrevivir con su trabajo en una tienda de saris. Es una "novela de formación": el personaje va creciendo interiormente. Especialmente lograda es la narración de su descubrimiento de la escritura, como modo de desarrollo personal. Pero la inmersión de Ramchad en el mundo de los adultos, entre sus mentiras y violencias, provoca una profunda crisis personal.
II.
Me atrajo la imagen de la portada: el detalle del bordado de un sari indio. Hace algún tiempo estuve en la India, y la ilustración me recordó esa fantasía cromática de los atuendos de las mujeres allí. Recorrer las calles de cualquier ciudad india es percibir ese hormigueo exuberante de colores en saris, pallus, lehngas, odhnis, pasminas… Habitualmente, en cualquier cultura la variedad de colores, los adornos, la delicadeza de los materiales en las indumentarias están asociados a la alegría, el gozo, la celebración; pero las cosas pueden ser más complejas… trágicas. Así lo cuenta Rupa Bajwa.
III.
Bajwa sabe convertir en símbolos las realidades cotidianas: los rituales religiosos de la limpieza, las manchas en el techo, los libros, el aprendizaje de la escritura, los saris... Sabe ser tierna y contemplativa al narrar los anhelos de belleza, de bien y justicia del joven Ramchad; pero no ahorra crudeza al señalar algún comportamiento sexual.
IV.
El sari: es una prenda que cubre, bellamente; pero también un velo sobre la podredumbre moral; puede ser hipocresía, o expresión de una belleza interior; símbolo de una cultura que dejar atrás, o un bello anhelo personal y comunitario... quizás inalcanzable, ahogado por el fatalismo oriental. ¿Cuál es la postura de Bajwa? No vale decir que simplemente cuenta lo que pasa: siempre hay una postura existencial y moral en el contar. ¿Es El vendedor de saris una denuncia, amortiguada por la resignación? ¿Es el propio contar un modo de comenzar a que las cosas cambien en la India contemporánea?