Llevo un tiempo dándole vueltas a esto: la vida cotidiana es donde vivimos, pero anhelamos una vida extraordinaria. Nos miramos en los espejos del arte, del cine, internet para encontrar otra vida, porque la vida cotidiana parece que no da de sí. ¿Es inevitable acabar en una tragedia? No creo que esté exagerando, no es pequeño el número de personas que siguen caminos extraordinarios a través de la droga, patrones vitales sin raíces, la desvinculación de relaciones sociales y familiares fuertes, la transgresión por la transgresión, las dobles o triples vidas...
Llevo un tiempo más atento al corazón de lo cotidiano. O está ahí la solución, o...
Sí, quizá sea una auténtica obra de arte hacer de lo cotidiano algo extraordinario... Dejar las utopías por las topías diarias. Hacer de nuestra vida algo a-típico. No sé.
ResponderEliminarSí, sí, eso.
ResponderEliminarSupongo que si uno no es feliz, asocia la infelicidad con lo cotidiano que forma su vida, y le echa la culpa a la mujer y a los sábados en casa con los niños. Y cuando pone la tele los modelos siempre viven vidas extraordinarias y atractivas. Y allí se lanza uno a buscar la felicidad en cualquier cosa que suene a trangresión -a pesar de estar de moda- y se despeña..
ResponderEliminarEfectivamente, Fon, justamente estoy escribiendo un libro sobre ese tema, y en la línea que señalas.
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