Llevo un tiempo dándole vueltas a esto: la vida cotidiana es donde vivimos, pero anhelamos una vida extraordinaria. Nos miramos en los espejos del arte, del cine, internet para encontrar otra vida, porque la vida cotidiana parece que no da de sí. ¿Es inevitable acabar en una tragedia? No creo que esté exagerando, no es pequeño el número de personas que siguen caminos extraordinarios a través de la droga, patrones vitales sin raíces, la desvinculación de relaciones sociales y familiares fuertes, la transgresión por la transgresión, las dobles o triples vidas...
Llevo un tiempo más atento al corazón de lo cotidiano. O está ahí la solución, o...