Leo en ABC.es que ha causado malestar entre los herederos de A. Christie que Wikipedia haya revelado el final de La ratonera, obra de teatro. Un final sorprendente que, terminada cada representación, se ruega al público que no lo revele.
Es bonito que se haya dado esta complicidad durante años, que en este juego comunicativo el público haya seguido jugando después del final, para cooperar con el fin de la obra, o al menos con parte del fin. Es un pacto de lectura que se preocupa de lo que venga después. Me recuerda al pacto de los Reyes Magos, o del Ratoncito Pérez. Es bueno que existan. No tanto por su eficacia directa, cuanto porque establecen relaciones de confianza sobre valores importante.
No sé si se malogrará mucho el fin de La ratonera, pero desde luego no es su final como proyecto comunicativo público, ni mucho menos el final de Agatha.