Les recomiendo a mis alumnos que utilicen un cuaderno.
-¿Pero lo va a mirar?", "¿Cuenta para la nota?
Miro por la ventana: sobre las huertas de naranjos se percibe, especialmente en días de poniente, la franja del mar. Pienso que más allá, más allá de Mallorca, Córcega y Cerdeña, está Italia, y aún más allá está Grecia. Pienso en los jóvenes atenienses, romanos, asistiendo a unas clases donde el profesor cuenta historias. Los alumnos tienen tablillas, o nada. Pero todo queda. Un tiempo en que la memoria no era un compartimento de la psique, ni un tema para libros de autoayuda o de técnicas de estudio.
-Un cuaderno es un camino, donde hay dirección, y errores, y tachones, y fechas. Un cuaderno es una imagen de nuestra persona caminante. Se trata de aprender la vida. ¿Os he respondido?
-Pero... ¿la vida cuenta para nota?
ResponderEliminar¡Es que sólo les importa la nota! ¿Cómo moverlos por el simple placer de aprender?
ResponderEliminarEsa es la pregunta del millón. Creo que es una cuestión de contagio, pero para que se dé el contagio hay que plantear la clase de un modo en que todos podamos experimentar ese placer. O sea, saltarse los ministerios de educación, los pedagogos, los planes de estudio...
ResponderEliminarRafa, sí, parece que se nos va la vida intentando "sacar nota".
ResponderEliminarEl placer del conocimiento, supongo que es el gran reto de todo profesor.. desvelarselo al alumno. Parece que porque es obligatorio escuchar las clases, es menos atractivo... pero el mundo está lleno de nuevas cosas que descubrir y es maravilloso.
ResponderEliminarConseguir, en libertad, que el buen placer se convierta en una obligación personal, una buena idea, Fon.
ResponderEliminarHombre, mira, lo mismo me dicen mis alumnos. Me has dado una idea para saber qué responderles. Un abrazo, Manel
ResponderEliminarCuánto me alegro, a ver si lo entienden. Un abrazo, Nacho.
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