De lo único que merece la pena escribir es de los conflictos en el corazón humano.
William Faulkner
Faulkner siempre me ha asombrado. Su escritura hay que ponerla en el bando del Shakespeare de las tragedias, de Joyce... : en el de los que toman el lenguaje con manos nerviosas e intuiciones febriles. Un tormento para los traductores, que nos suelen dar el texto algo amorfinado para que no duela tanto. Para que no les imputemos desconciertos de lectura, en los que no quieren tener parte, ni arte. Arenas movedizas.
Conflicto en el corazón, dice. Me acuerdo de Macbeth, y como no, de su mujer; y también de Gabriel y Gretta Conroy en "Los muertos", de Joyce. Cuánta oscuridad. Desde la Modernidad, el corazón es un campo de minas. Se transita por él con la condena ya expedida y el malditismo, la señal de Caín, como salvoconducto a ninguna parte. Y salió un comando ruso (Dostoievski, Tolstoi...) a combatir sobre aquel mismo suelo, con aquellas mismas armas. Pero esa es otra historia, para otro día.
Una revuelta contra lo racional que condujo, conduce, al irracionalismo. Pero el patético estoicismo de Nietzsche no me seduce. Yo opto por lo razonable. Desde ahí surge una escritura sanadora, para eso de lo que únicamente merece la pena escribir.