Paloma, la protagonista de El erizo, se ha autoimpuesto una tarea, dice:
"Para Tanegushi los héroes mueren escalando el Everest. Mi Everest particular es hacer una película. Una película que muestre por qué la vida es absurda, la vida de los demás y la mía".
En medio de unas vidas poco razonables, en medio de una familia poco estable, alguien se propone dar cuenta de la situación. Y eso se suele hacer a través de una narración, cinematográfica en este caso.
Da cuenta, da el cuento, da la narración quien se da cuenta: parece que la narración es la forma humana de percibir la realidad humana, y de manifestarla al otro. Toda comunidad sana, o en vías de estarlo, necesita de "dadores de cuenta", de quienes entreguen el cuento de la comunidad a la propia comunidad. Pero el contador tiene la gran responsabilidad de darse cuenta constructiva, no destructivamente. La película que iba a filmar Paloma sufre un cambio radical tras conocer la historia de amor del señor Ozu y la portera.
El temple moral de nuestros narradores no es irrelevante para la salud de nuestra sociedad.
La narrativa del siglo pasado se divide entre los que muestran que la vida es absurda y los que muestran que la vida tiene sentido. Hace años tenían más prestigio los primeros, pero la cosa empieza a cambiar.
ResponderEliminar¡Sí! totalmente de acuerdo -dejemos los matices aparte, por una vez-.
ResponderEliminarHola, Mora, me gusta la idea de que hay que vivir escalando un Everest, cada uno el suyo.
ResponderEliminarNo estoy totalmente de acuerdo con que los narradores reflejen fielmente el espíritu de la época, sea en cine, sea en libro: su propia opinión interfiere en esto y puede darnos una imágen distorsionada, si no lo comparamos con otras obras de ese momento.
Gracias, Fernando, por el comentario. Yo tampoco estoy totalmente de acuerdo con eso, de hecho sólo he dicho que no es irrelevante su temple moral. Me refiero a que, con una relativa independencia del punto de vista cultural, político o religioso que tengan, es su temple moral, su -digámoslo así- ser mejores o peores personas, lo que al final marca de un modo profundo la obra y le llega al lector. Todo es mucho más complejo, porque estamos hablando de personas, y cada persona es un misterio. Y en el fondo creo que es el amor encarnado en una vida concreta -nada fácil-, lo que genera creatividad, capacidad de trabajo, novedad.
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